El concepto de “piezas sueltas” fue utilizado por primera vez hace cincuenta años, cuando el artista y profesor universitario Simon Nicholson publicó su “teoría de piezas sueltas”. Este artista considera “pieza suelta” todo el material que nos rodea y que nos permite desarrollar la creatividad.
Priscila Vella y Mercedes Herrán en su libro “Introducción a las piezas sueltas” entienden que las piezas sueltas son materiales de juego no-estructurado, cosas, objetos, utensilios, herramientas, ingredientes y muchas cosas más que tienen en común una cosa: sin ser nada pueden ser todo. El único límite es la imaginación de quien las usa.
La filosofía de las piezas sueltas nos enseña a confiar en que podemos crear por intuición con prácticamente cualquier material que tengamos a nuestra disposición.
Al ser una actividad no estructurada, no estar guiado y no tener reglas fijas, es un juego extremadamente versátil y abierto, que deja un espacio infinito para la creatividad. Las piezas sueltas nos aportan la flexibilidad mental que necesitamos para sentirnos autosuficientes y creativos.
Además, las piezas sueltas nos ofrecen la posibilidad de trabajar a cualquier nivel y escala, crear nuestros propios materiales didácticos y trabajar sobre cualquier concepto de forma interactiva y experiencial. Permiten que los niños y niñas piensen por sí mismos y lleguen a sus propias conclusiones.
La parte más complicada de las piezas sueltas es presentarlas de una forma atractiva y que no resulte repetitiva a través de las provocaciones.
Las provocaciones Reggio Emilia son aquellas actividades en las que se colocan distintas piezas sueltas con la intención de estimular, desafiar o causar algún efecto en el niño/a. Las provocaciones Reggio Emilia pueden ser cualquier cosa. Lo importante es que esté dispuesto de forma sencilla y atractiva para llamar al interés y provoque el juego en los niños y niñas.
La parte positiva de las provocaciones Reggio Emilia es que no tienen objetivos predefinidos. Es decir, no esperamos que los niños y niñas reaccionen de una determinada manera. Por lo tanto, es una actividad de final abierto, en la que el resultado no estará bien ni mal. De esta manera, son especialmente positivas para desarrollar la autoestima de los niños. Además, al tratarse de una actividad abierta, los niños también potencian su creatividad.
”Todos somos creativos si nos dan las herramientas para jugar a ello”
(Simon Nicholson)
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